En un reciente operativo, las autoridades de la Comunidad de Madrid han desarticulado un grupo que, bajo la apariencia de impartir enseñanza religiosa y fomentar la comunidad musulmana, realizaba actividades tanto en el plano físico como virtual. Este grupo estaba dirigido principalmente a mujeres y niños, quienes eran atraídos con la promesa de educación religiosa. Las investigaciones revelan que las actividades iban más allá de lo educativo, enmascarando potenciales prácticas ilegales e indeseadas para los participantes, quienes a menudo no eran conscientes de los verdaderos objetivos de sus enseñanzas.
El hallazgo fue resultado de un trabajo de inteligencia de meses, en el que se estudiaron minuciosamente las tácticas de captación y adoctrinamiento del grupo. Las autoridades están ahora centrándose en desmantelar cualquier infraestructura remanente y proporcionar apoyo a las personas que se vieron involucradas en estas actividades bajo falsos pretextos. El caso ha suscitado un debate sobre la necesidad de regulación más estricta en grupos religiosos y comunitarios para evitar la explotación de comunidades vulnerables a través de plataformas digitales y encuentros presenciales.
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