La reciente batalla entre Elon Musk y Sam Altman ha captado la atención del mundo tecnológico tras el rechazo de OpenAI a la oferta de compra de 97.400 millones de dólares por parte del magnate de Tesla y SpaceX. El consejo de administración de OpenAI, la empresa creadora de la exitosa IA ChatGPT, decidió unánimemente que la propuesta de Musk no beneficiaba los intereses de la compañía. Esta decisión fue comunicada a Musk a través de una carta formal en la que se consolidó la postura de que la empresa «no está a la venta». El presidente de OpenAI, Bret Taylor, subrayó este posicionamiento en respuesta al intento reiterado de Musk de desafiar a su competencia en el sector de inteligencia artificial, un ámbito donde ambos tienen un largo historial de colaboración y conflicto.
El enfrentamiento marcó un nuevo capítulo en la compleja relación entre Musk y Altman, quienes en 2015 fundaron OpenAI junto con otros emprendedores. El rechazo de OpenAI se enmarca en un contexto de hostilidades renovadas, dado que Musk ha recurrido a diversas tácticas legales contra Altman, acusándole de priorizar beneficios sobre la seguridad y de mantener en código cerrado la tecnología de IA. Mientras tanto, Altman trabaja en planes para redefinir el papel de Microsoft en OpenAI y asegurar financiación adicional para el futuro de la empresa. La oferta de Musk, aunque no exitosa, ha incrementado la presión sobre los planes de Altman al alterar el equilibrio de poder en las negociaciones futuras. Con OpenAI valorada en aproximadamente 300.000 millones de dólares, los próximos movimientos en este culebrón empresarial serán seguidos de cerca por expertos y analistas del sector.
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