El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha reportado la muerte de 59.725 personas bajo tortura en las cárceles del régimen de Bachar al Asad desde el inicio de la revolución siria en 2011. La organización, que opera con una extensa red de colaboradores en Siria, ha documentado al menos 10.885 casos con nombres. Las cifras oficiales, proporcionadas tras el colapso del régimen, sugieren que las muertes podrían ser considerablemente más altas, superando las 105.000 muertes conocidas por el observatorio. Las condiciones de detención se describen como inhumanas, incluida la tortura física y psicológica extrema, como palizas y privación de necesidades básicas.
La prisión de Sednaya, cerca de Damasco, es especialmente destacada por el Observatorio como un sitio de exterminio sistemático, denominado «matadero humano», donde la muerte era casi inevitable. Tras la caída del régimen de al Asad y su posterior huida a Rusia, las pruebas gráficas de torturas brutales surgieron de esta prisión. En respuesta a estos hallazgos, la ONG pide a la comunidad internacional la implementación de medidas urgentes para responsabilizar a los perpetradores de torturas y asesinatos, sugiriendo que los juicios se realicen en Siria bajo la supervisión de organismos internacionales.
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