El gobierno de Israel ha presentado ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) un informe alarmante acerca de las supuestas condiciones inhumanas que sufrieron los rehenes israelíes a manos del grupo Hamás. Según el Ministerio de Salud de Israel, los 105 sobrevivientes liberados relatan una experiencia marcada por el abuso físico y psicológico, condiciones de cautiverio extremas y la negación de necesidades básicas como agua, comida y atención médica. La descripción de estas vivencias incluye episodios de tortura y humillación que han dejado huellas permanentes tanto en su salud física como mental, especialmente en los niños, jóvenes y adultos que vivieron confinados en túneles subterráneos. Uriel Busso, ministro de Salud israelí, ha pedido a la comunidad internacional que intervenga de inmediato para detener estas atrocidades y liberar a los 96 secuestrados que aún permanecen en la Franja de Gaza.
El impacto de esta denuncia resuena no solo en el ámbito político, sino principalmente en las vidas de las familias de los secuestrados. El Foro de Familias de Secuestrados y Desaparecidos enfatiza la urgencia de actuar, calificando el informe como un crudo recordatorio de la difícil situación que enfrentan los cautivos restantes. Han pasado más de 400 días desde el inicio del conflicto, y el tiempo transcurrido solo ha profundizado la desesperación. Las familias afectadas han urgido a la comunidad global, incluidos Estados Unidos y otras partes mediadoras, a presionar por un acuerdo que garantice la pronta liberación de los rehenes, en lo que ellos consideran un imperativo moral y humanitario. Esta solicitud viene acompañada de la preocupación por los cadáveres de al menos 34 muertos confirmados por el Ejército, y de la amenaza constante que enfrentan quienes aún están en cautiverio.
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