Gran parte del país se enfrenta a una ola de calor persistente con temperaturas mínimas que no descienden de los 25 grados, creando un ambiente sofocante tanto de día como de noche. Esta situación ha llevado a las autoridades a implementar una serie de medidas preventivas para mitigar los efectos adversos del calor extremo. Entre estas acciones, se incluyen la apertura de refugios climáticos en áreas urbanas y campañas de concienciación para que los ciudadanos se mantengan hidratados y eviten la exposición prolongada al sol durante las horas más calurosas del día.
El calor exacerbado también ha elevado el riesgo de incendios forestales, provocando que las administraciones locales y regionales activen alertas en las zonas más vulnerables. El personal de emergencia se encuentra en máxima alerta, y se han reforzado las patrullas en áreas forestales para prevenir posibles conatos de incendio. Este fenómeno meteorológico no sólo afecta a la salud pública, sino que también representa un desafío significativo para la gestión de recursos y la seguridad en las áreas naturales del país.
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