Esta semana, una intensa ola de calor golpea el noreste y Medio Oeste de Estados Unidos, elevando las temperaturas más allá de los 37°C. Este fenómeno, conocido como domo de calor, afecta a millones de personas que enfrentan riesgos relacionados con la exposición prolongada al calor sin acceso adecuado a sistemas de refrigeración o hidratación. Las condiciones extremas han sido persistentes desde el pasado domingo y se espera que continúen en los próximos días, desafiando récords históricos de temperatura en la región. El Servicio Meteorológico Nacional ya ha emitido advertencias mientras las autoridades instan a la población a tomar medidas preventivas.
Los domos de calor son causados por sistemas de alta presión que generan un ciclo peligroso de calor al inhibir la formación de nubes y evitar el enfriamiento nocturno normal. Este fenómeno climático no solo eleva las temperaturas diurnas, sino que también impide el descanso nocturno al mantener las temperaturas elevadas durante la noche. En Nueva York, por ejemplo, el calor extremo es palpable, afectando a residentes y turistas que intentan sobrellevar el clima sofocante. La situación actual, que algunos expertos atribuyen al cambio climático, ha puesto de nuevo en el centro del debate la necesidad de tomar medidas urgentes para mitigar estos fenómenos extremos.
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