En la Comunidad de Madrid, la situación de ocupación ilegal en una urbanización ha dado un giro significativo. De las 28 familias que habían usurpado viviendas de lujo, sólo permanecen tres, ya que el resto ha abandonado la ubicación tras diversas intervenciones legales y comunitarias. La urbanización, que fue foco de controversia y preocupación entre los vecinos y autoridades locales, está viendo un descenso en la presencia de los okupas, quienes buscan ahora trasladarse a otras viviendas similares en la región. Esta migración refleja un cambio en las dinámicas de ocupación, con un énfasis en propiedades de alto valor y en ubicaciones estratégicas dentro de la comunidad.
Las autoridades madrileñas continúan vigilando la situación, implementando medidas para prevenir nuevas ocupaciones y facilitar el regreso de las propiedades a sus dueños originales. Sin embargo, el desafío sigue presente, ya que las familias que permanecen muestran una resistencia a dejar los domicilios ocupados, mientras buscan activamente nuevas oportunidades de usurpación en otras zonas de lujo. Esto ha generado un intenso debate sobre la efectividad de las políticas actuales y la necesidad de soluciones a largo plazo que aborden tanto la crisis de ocupación como la falta de acceso a viviendas asequibles en la región.
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