Las calles de Catarroja quedaron sumergidas en barro tras el paso de una devastadora DANA, afectando gravemente la vida de sus residentes. Paula, una joven de 23 años, sufrió de urticaria en la piel que inicialmente fue atribuida a una alergia, pero que luego se diagnosticó como causada por el estrés del desastre. La riada arrasó la planta baja de su hogar y destruyó múltiple pertenencias, situación que se ha vuelto un obstáculo para su preparación para las oposiciones a judicatura. «No podemos aislarnos de esta situación», expresa Paula, quien destaca la pérdida de «puntos de apoyo» como bibliotecas y gimnasios, dificultando su estudio. Aunque la Generalitat Valenciana ha pospuesto algunos exámenes de la OPE 2024, la joven siente que los opositores afectados parten en desventaja.
De manera similar, Marta, una aspirante al MIR de Massanassa, vio interrumpida su rutina de estudio por el caos de la inundación. En medio de la emergencia, prefirió ayudar como voluntaria sanitaria en su comunidad. Sin embargo, esta pausa en sus estudios le ha dejado con un significativo retraso que intenta recuperar con el apoyo de sus amigas y su academia en Valencia. A pesar de los esfuerzos por adaptarse, muchos estudiantes como Marta encuentran difícil retomar el ritmo habitual, especialmente en zonas donde las infraestructuras educativas quedaron inutilizables. En Paiporta, la academia Security Training Center también sufrió daños irreparables, obligando a sus alumnos a continuar mediante cursos en línea, un método que no convence a todos. Mientras tanto, en un acto de solidaridad, la comunidad opositora ha organizado el perfil @opoayuda_dana en Instagram para compartir material de estudio con los afectados, demostrando que incluso ante la adversidad, la colaboración persiste.
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