La reciente suspensión indefinida del programa nocturno de Jimmy Kimmel ha generado una ola de apoyos entre figuras destacadas de Hollywood y políticos del Partido Demócrata, incluido el expresidente Barack Obama. Kimmel fue cancelado tras un comentario sobre el asesinato del activista ultraconservador Charlie Kirk, lo que ha llevado a Obama a señalar en su cuenta de X que esta acción representa un “nuevo y peligroso nivel” de censura por parte de la administración actual. El expresidente argumenta que existe una amenaza sistemática contra los medios que no se alinean con la narrativa oficial, describiendo la suspensión como “el ataque más descarado a la libertad de expresión” por parte de Donald Trump.
Artistas como Jean Smart, Ben Stiller y Alison Brie han expresado su indignación ante la decisión de ABC, calificándola de “horrorizante” y “surrealista”, sugiriendo que la libertad de expresión está en peligro. El sindicato de actores SAG-AFTRA e incluso la Federación de Músicos de Estados Unidos han criticado la suspensión, considerándola un tipo de represión y censura estatal. En medio de este debate, el asesinato de Kirk, un joven republicano, ha sido utilizado como un argumento político. Kimmel destacó la presión ejercida por grupos afines a MAGA para distanciar al presunto asesino de su propia ideología, lo que añade una capa de complejidad a la controversia.
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