En medio de un clima geopolítico cada vez más complejo, NVIDIA ha respondido enfáticamente a las acusaciones de que sus chips de inteligencia artificial, en concreto los H20, contienen «puertas traseras» que comprometen la seguridad. En un reciente comunicado, la firma estadounidense aseguró que sus productos no permiten acceso o control remoto a terceros, refutando así las preocupaciones planteadas por la Administración del Ciberespacio de China (CAC).
La advertencia de la CAC llegó tras la identificación de posibles vulnerabilidades en los chips de alto rendimiento de NVIDIA, que podrían facilitar técnicas de rastreo y apagado remoto, algo que la empresa niega categóricamente. «La ciberseguridad es una prioridad para nosotros», declaró un portavoz de NVIDIA, desestimando las acusaciones.
Estos cuestionamientos no son nuevos. Expertos y legisladores estadounidenses han planteado la incorporación de funciones de rastreo obligatorio en chips destinados particularmente a China. Según diversos medios, tecnologías como el apagado remoto y la geolocalización embebida podrían ser incorporadas en chips avanzados como los H20, bajo las restricciones del Departamento de Comercio de EE. UU.
Ante esta situación, Beijing exigió a NVIDIA documentación detallada que garantice que sus productos no ponen en riesgo la seguridad nacional ni la privacidad, en conformidad con sus leyes locales. El episodio intensifica las tensiones actuales respecto al uso de tecnología extranjera en sectores críticos.
El Ministerio de Seguridad del Estado de China advirtió sobre los riesgos vinculados a productos importados con posibles funciones de espionaje, sugiriendo una preferencia por hardware nacional. Este mensaje, interpretado como una crítica a compañías como NVIDIA, subraya la controversia en torno a la supremacía en semiconductores y la inteligencia artificial.
Las implicaciones de estas tensiones no son solo tecnológicas, sino también económicas. NVIDIA, aunque afirma cumplir con las normativas internacionales de exportación, podría enfrentar desafíos en el mercado chino que afecten sus proyecciones financieras. Al mismo tiempo, compañías chinas como Huawei y diseñadores de chips locales han visto un aumento en sus valores bursátiles.
Por su parte, China sigue impulsando su estrategia de autosuficiencia tecnológica, reforzando sus esfuerzos para construir ecosistemas de chips nacionales. Los H20, diseñados como una versión adaptada bajo restricciones estadounidenses, ahora podrían enfrentar un futuro incierto en el mercado chino.
Mientras tanto, el sector tecnológico global observa cautelosamente las repercusiones de este enfrentamiento entre Washington y Pekín, conscientes de que más allá de una simple disputa comercial, lo que está en juego es el dominio estratégico de una nueva era tecnológica donde la seguridad y la confianza digital son fundamentales.
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