La relación entre NVIDIA y TSMC, que ha proveído a la empresa norteamericana de tecnología de vanguardia durante casi veinte años, está atravesando uno de sus momentos más tensos. La presión por los precios de las obleas y los obstáculos en la capacidad de producción de los nuevos nodos litográficos han abierto la puerta a un posible cambio de rumbo. En este contexto, NVIDIA, emblemático gigante de la tecnología, considera alternativas para reducir su dependencia de TSMC, y Samsung emerge como una opción atractiva.
El incremento del costo de las obleas, que podría superar los 30,000 dólares para los nodos más avanzados, ha llevado a NVIDIA a replantear su estrategia. Históricamente, TSMC ha sido el proveedor de confianza gracias a su innovación tecnológica y capacidad de producción, pero la necesidad de mantener márgenes de beneficios por encima del 50% obliga a NVIDIA a buscar opciones más económicas. Las futuras GPU de inteligencia artificial requieren no solo tecnología de vanguardia, sino también un enfoque competitivo en términos de costos.
El panorama se complica con el nodo N2 de TSMC, cuya producción en masa, ahora prevista para 2025, está rodeada de incertidumbre sobre su rendimiento y tasa de éxito. Empresas de renombre como Apple han decidido no apresurarse con el nuevo nodo. Por ello, NVIDIA está considerando mover parte de la producción de su arquitectura Vera Rubin a Samsung, que ya ha firmado un importante contrato para el nodo SF2 de 2 nm.
Samsung aparece como una alternativa viable en este complejo tablero. A pesar de los desafíos financieros que ha enfrentado en el pasado, presenta una propuesta tentadora: descuentos significativos del 20% al 30%, nada despreciables para NVIDIA. Además, su nodo SF2, que incorpora tecnología innovadora como transistores GAA y BSDPN, se perfila como un paso adelante comparado con TSMC. Este avance técnico, unido a precios más accesibles, posiciona a Samsung como un competidor serio.
Mientras tanto, los inconvenientes con la memoria HBM3E en la arquitectura Blackwell han añadido tensión a la relación entre NVIDIA y TSMC, provocando retrasos y aumentando la insatisfacción. Históricamente, cuando NVIDIA cooperó con Samsung en la producción de chips de 8 nm, TSMC incrementó sus tarifas al recuperar a NVIDIA, lo que refleja la volatilidad y complejidad de estas relaciones comerciales.
El incierto camino por el que transita NVIDIA se debate entre la confianza hacia un socio tradicional y la atracción de una alternativa más económica y tecnológicamente prometedora. Con las GPU Vera Rubin en el horizonte de 2026, la decisión que tome no solo será crucial para su futuro, sino que también impactará en el desarrollo del competitivo mercado de semiconductores, clave en la actual revolución tecnológica. La industria observa de cerca, buscando indicios de hacia dónde se decantará finalmente NVIDIA en esta disputa por la supremacía tecnológica.