Un nuevo estudio del Instituto de Ciencias del Espacio ha revelado la efectividad de protocolos específicos y rápida respuesta para capturar los espectros de supernovas en las primeras 24 a 48 horas tras su explosión. Este piloto se centró en un análisis de diez supernovas utilizando el Gran Telescopio de Canarias, donde se observaron tanto supernovas termonucleares como de colapso del núcleo. La prontitud en las observaciones es fundamental, ya que estos momentos iniciales contienen información crucial sobre el sistema progenitor y permiten una mejor comprensión de los modelos de explosión y el entorno local.
El protocolo de detección se basa en la identificación de candidatas a supernovas mediante criterios específicos, como la ausencia de luz en imágenes anteriores y la ubicación dentro de una galaxia. Una vez identificada, se utiliza el instrumento OSIRIS para obtener un espectro detallado. Este avance proporciona una oportunidad sin precedentes para estudiar las fases tempranas de las supernovas y sugiere la posibilidad de llevar a cabo observaciones aún más rápidas en el futuro. La investigación marca un paso significativo hacia estudios sistemáticos sobre la evolución de estas explosiones estelares, mejorando así nuestro entendimiento del universo.
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