El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro, Sébastien Lecornu, se reunieron de urgencia para anunciar un nuevo gobierno, el cuarto en poco más de un año desde la disolución de la Asamblea. La reorganización busca estabilidad económica y política, con el fin de presentar y aprobar nuevas cuentas públicas. El gabinete incorpora a una serie de técnicos y expertos de la ENA, y mantiene un perfil alejado de figuras políticas tradicionales como medida para evitar ambiciones personales que hayan contribuido a la caída de gobiernos anteriores. Lecornu, un negociador hábil, ha sido designado por segunda vez en una movida estratégica de Macron para mantener el control, aunque se presenta como independiente del presidente.
El nuevo ejecutivo busca evitar luchas internas y se ha diseñado evitando incluir potenciales candidatos presidenciales de 2027, como Bruno Retailleau. Aunque hay algunas concesiones a partidos, la firmeza de Lecornu en el nombramiento de su gabinete ha provocado una fractura en Los Republicanos. La gestión busca alejarse de la política tradicional, brindando una imagen sobria y tecnocrática con la inclusión de ministros como Monique Barbut y Jean-Pièrre Farandou. La lista se acelera debido al viaje de Macron a Egipto, imprescindible para la firma del alto al fuego en Gaza. Esta nueva configuración enfrentará su prueba inicial con la presentación del presupuesto en la Asamblea Nacional.
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