Un periodista se infiltró durante siete meses en una comisaría para revelar prácticas alarmantes dentro de las fuerzas policiales. Durante su investigación encubierta, documentó cómo los agentes incitaban a disparar contra inmigrantes y celebraban el uso excesivo de la fuerza. Estos comportamientos, que violan tanto los derechos humanos como los protocolos policiales, plantean serias dudas sobre la cultura institucional de la comisaría y la falta de supervisión adecuada.
Además, el periodista denunció que los agentes habitualmente desatendían denuncias de violación, dejando a las víctimas sin el apoyo y la justicia que merecen. Estos hallazgos ponen de relieve un preocupante patrón de negligencia e impunidad dentro de la fuerza, y han generado un llamado urgente para investigar y reformar las prácticas policiales. La exposición de estos actos ha provocado reacciones de organismos de derechos humanos, que exigen respuestas claras y medidas correctivas inmediatas.
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