En una nueva sesión de la Junta de Gobierno de Madrid, presidida por la vicealcaldesa y portavoz municipal, Inma Sanz, se ha oficializado la incorporación de dos nuevas denominaciones en el callejero de la capital. Estas modificaciones reflejan importantes sentimientos comunitarios y homenajes a figuras destacadas del ámbito local.
En el distrito de Moncloa-Aravaca, la plaza de la Corona Boreal adopta oficialmente el nombre de plaza del waterpolista Jesús Rollán Prada, en un arraigado reconocimiento al destacado deportista que dejó una huella imborrable en el barrio. Este cambio responde al acuerdo del pleno de la Junta Municipal del distrito, aprobado el 12 de septiembre, y que tuvo como origen un consenso alcanzado en abril del año pasado para honrar al deportista.
Jesús Miguel Rollán Prada, nacido en Aravaca en 1968 y fallecido en 2006, es recordado como uno de los más grandes exponentes del waterpolo en España. Su participación en cinco juegos olímpicos, junto a las medallas obtenidas en Barcelona 92 y Atlanta 96, lo consolidaron como una leyenda en su disciplina. El Trofeo Jesús Rollán, otorgado al guardameta menos goleado de cada temporada, perpetúa su legado en el deporte.
Simultáneamente, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, se ha aprobado la denominación de plaza de Maruja al espacio abierto situado entre las calles Marco de Orueta y Ángel Múgica. Este nombramiento rinde homenaje a una vecina entrañable que durante más de seis décadas regentó una papelería en la zona. Maruja, querida por generaciones de residentes, dejó un legado imborrable de cercanía y comunidad antes de su fallecimiento el año pasado.
La plaza no es solo un reflejo de su memoria, sino que también es un activo espacio de encuentro, equipado con un área infantil, un circuito de ejercicios para personas mayores y cuidada jardinería. Se ha consolidado como un epicentro de convivencia en el distrito, fomentando el encuentro intergeneracional y ratificando su importancia para los residentes.
Con estos gestos de renombramiento, Madrid no solo reconfigura su mapa urbano, sino que fortalece los lazos entre sus habitantes, rindiendo homenaje tanto a íconos del deporte como a voces anónimas que forman el tejido social de los barrios. Estos cambios subrayan una cultura de reconocimiento y dan visibilidad a ciudadanos cuyas historias personales resuenan en el corazón de las comunidades madrileñas.
