El Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ha implementado una nueva bonificación fiscal que entró en vigor el 1 de julio, sumándose a un total de 32 bajadas fiscales durante su mandato. Esta medida forma parte de su continua estrategia de reducción de impuestos, la cual ha caracterizado su política económica, buscando aliviar la carga fiscal sobre los ciudadanos de la Comunidad de Madrid. La decisión ha sido recibida con reacciones mixtas, siendo aplaudida por quienes consideran que impulsará la actividad económica, mientras que sus críticos advierten sobre los posibles impactos negativos en los servicios públicos.
La reciente bajada fiscal, según fuentes del gobierno regional, está diseñada para beneficiar especialmente a las clases medias y trabajadoras, aumentando su poder adquisitivo. No obstante, los detractores sostienen que estas reducciones podrían disminuir la capacidad financiera del gobierno para mantener programas sociales y servicios esenciales. La administración de Ayuso argumenta que el crecimiento económico generado por estas políticas compensará cualquier posible pérdida de ingresos, destacando el atractivo de Madrid como un centro de inversión gracias a su régimen fiscal competitivo.
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