En la década de los noventa, México experimentó intentos de diálogo entre partidos tradicionalmente opuestos, debido a las victorias opositoras frente a un oficialismo que recurría al fraude. El PRI, consciente de que no podría mantener su monopolio, se vio obligado a dialogar para legitimarse. En contraste, el actual partido Morena, encabezado por Claudia Sheinbaum, interpreta su aplastante triunfo como un mandato para erradicar el pasado sin necesidad de ceder. Se prevé un Congreso dominado por Morena que instaurará una nueva hegemonía, desestimando el pluripartidismo aceptado por el PRI y enfocándose en implementar el radical «Plan C». Esto marcará el fin de consensos pasados, reflejando una dinámica donde la oposición será apenas testimonial.
Leer noticia completa en El Pais.