En los últimos días, una manada de lobos ha provocado alarma en El Escorial tras matar a 35 ovejas y cuatro becerros en una finca de la localidad. Los ataques se han convertido en motivo de preocupación para los ganaderos de la zona, que ven cómo sus recursos se ven gravemente afectados. Las autoridades locales han iniciado investigaciones para mitigar el problema y evitar futuros incidentes de este tipo, mientras que los propietarios de las fincas afectadas están reforzando las medidas de seguridad para proteger a sus animales.
La situación ha reavivado el debate sobre la convivencia entre la fauna salvaje y las actividades rurales, un tema que recurrentemente enfrenta a defensores de la vida silvestre con los intereses de los agricultores y ganaderos de la región. Mientras tanto, se busca un equilibrio sostenible entre la protección de los lobos, especie amparada por leyes medioambientales, y la seguridad y estabilidad económica de las prácticas ganaderas. Organizaciones locales y asociaciones ecologistas han propuesto medidas como la instalación de cercas electrificadas y la promoción de pastores eléctricos para disminuir el riesgo de ataques.
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