Novak Djokovic experimenta desafíos cada vez mayores en su carrera, tal como evidenció en su reciente enfrentamiento contra Zachary Svajda en un torneo de tenis. Aunque logró imponerse tras un complicado inicio que se extendió por más de dos horas y media, el serbio dejó entrever signos de fatiga física y mental. A la edad de 38 años, Djokovic siente el peso del tiempo y las demandas del deporte. Durante el juego, se mostró incómodo y su lenguaje corporal reflejaba una lucha interna por mantener su nivel habitual, afectado por el desgaste acumulado tras años en la élite del tenis mundial. Con la conciencia de sus limitaciones físicas, Djokovic reconoce que su prioridad ha cambiado, poniendo a su familia antes que al tenis.
Pese a estos desafíos, Djokovic no claudica y sigue impulsado por su pasión competitiva y el deseo de seguir desafiando sus propios límites. Consciente de que la competencia es más feroz, especialmente con emergentes talentos como Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, el tenista mantiene su determinación de alcanzar un nuevo Grand Slam, aún comprendiendo la necesidad de un esfuerzo impecable para superar a estos jóvenes prodigios. Su victoria reciente le permite avanzar a la tercera ronda, emulando las hazañas logradas por Federer sobre pistas duras. Sin embargo, él mismo admite que las sensaciones no son las mejores y que sus partidos requieren ahora de una ejecución perfecta para evitar sorpresas desagradables.
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