Max Verstappen, el actual campeón de Fórmula 1, se encuentra en un momento crítico debido a la presión de sus rivales y la situación interna de su equipo, Red Bull. Tras dos temporadas dominantes, la escudería enfrenta una sequía de triunfos que se extiende por tres meses, el último siendo en Montmeló. McLaren, con Lando Norris a la cabeza, ha aprovechado esta vulnerabilidad, llevándose la victoria en Singapur con una cómoda ventaja de más de 20 segundos sobre Verstappen. Este resultado refleja la desorientación de Red Bull, acentuada por la partida de figuras clave como Adrian Newey y Jonathan Wheatley. Además, el polémico escándalo involucrando a Christian Horner y la reciente retirada de una iniciativa de los seguidores contribuyen al clima de inestabilidad en el equipo.
En este contexto, la frustración de Verstappen quedó patente en Singapur, donde su discurso «soez e inapropiado» durante una conferencia pública le valió una penalización de la FIA, obligándole a realizar trabajos comunitarios. La tensión se evidenció aún más cuando el piloto se mostró reticente en la rueda de prensa tras la carrera. Este comportamiento y el desafío abierto a la FIA, organizando una comparecencia alternativa con la prensa, demuestran el estado de ánimo del tricampeón, quien se ve amenazado no solo por sus adversarios en la pista, sino también por la falta de confianza y la crisis interna dentro de Red Bull. Mientras tanto, Norris continúa recortando distancias en el campeonato, situándose a 52 puntos del líder, aumentando la presión sobre el aún líder Verstappen.
Leer noticia completa en El Pais.