El devastador incendio que asola el condado de Los Ángeles ha dejado una estela de destrucción inenarrable desde su inicio el pasado martes. Con más de 15.000 hectáreas reducidas a cenizas, las autoridades han ordenado la evacuación de más de 150.000 personas, mientras que al menos 24 vidas han sido reclamadas por las llamas. La situación ha puesto en jaque a la localidad, no solo por la magnitud del desastre, sino también por la logística que supone el traslado y resguardo temporales de gran cantidad de personas y sus animales, quienes han encontrado refugio en instalaciones de emergencia y albergues especialmente habilitados para tal fin.
La emergencia ha evidenciado la importancia de protocolos específicos para animales, tal como lo establece la Ley AB-781 en California. La normativa obliga a que se contemplen refugios habilitados tanto para humanos como para sus ansiados compañeros en situaciones de evacuación. Organizaciones como LA Animal Services y el Departamento de Cuidado Animal del Condado han jugado un papel crucial, habilitando centros temporales que, a día de hoy, están al borde de su capacidad con más de 1.500 animales resguardados. Paralelamente, el uso de tecnologías avanzadas, como drones y perros entrenados para la búsqueda y localización, está resultando esencial para el rescate de animales que, asustados, aún permanecen escondidos entre los escombros y la vegetación afectada.
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