En 2017, se lanzó el videojuego «Shadow of War», ambientado en el universo de «El señor de los anillos». Este juego introdujo el innovador sistema Némesis, que permitía a los enemigos evolucionar y convertirse en rivales formidables cada vez que derrotaban al jugador. La mecánica prometía abrir nuevas dimensiones en la experiencia de juego, estableciendo vínculos antagónicos únicos. Sin embargo, en 2021, Warner patentó este sistema, evitando que otros juegos, incluidos aquellos producidos por la misma empresa, pudieran aprovecharlo. Este caso ejemplifica cómo las patentes pueden restringir la evolución y la expansión de ideas creativas dentro de la industria del videojuego, una preocupación que se suma al debate sobre la preservación a largo plazo y el acceso a los videojuegos clásicos.
Simultáneamente, en el ámbito legal, Nintendo se enfrascó en una disputa con un supermercado en Costa Rica llamado Súper Mario, al considerar que el nombre infringía la propiedad intelectual de su icónico personaje. Sin embargo, la justicia favoreció al supermercado, que había sido registrado en 1973, antes de que se creara el famoso fontanero. Este incidente destaca las crecientes tensiones sobre la propiedad intelectual en un mundo donde la línea entre innovación y apropiación se desdibuja constantemente. Mientras que empresas como Nintendo protegen rigurosamente sus activos, a menudo se enfrenta a un dilema entre preservar su legado y adaptarse a un paisaje digital colaborativo que prospera sobre la iteración y el acceso compartido al conocimiento. Este contexto recalca la importancia de equilibrar la protección legal con la libertad creativa necesaria para el avance cultural y tecnológico.
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