En los últimos años, la neurología ha avanzado significativamente en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como la esclerosis múltiple, gracias al uso de biomarcadores como los neurofilamentos de cadena ligera en suero (sNfLs). Estos componentes se están convirtiendo en herramientas vitales para medir el daño neuronal en condiciones como la esclerosis múltiple y la neuromielitis óptica. Al detectarse en la sangre antes de que aparezcan síntomas evidentes, permiten a los especialistas anticiparse al daño axonal, ajustando tratamientos para evitar la progresión de la enfermedad. Este método no invasivo transforma el manejo clínico, permitiendo monitorear el tratamiento a través de simples análisis de sangre, ofreciendo así una respuesta más rápida y precisa frente a las discapacidades que provocan estas condiciones.
La implementación de los neurofilamentos como biomarcadores es una realidad creciente en la práctica clínica, aunque todavía en fase de estudio y no completamente integrada en los diagnósticos. Expertos, como la Dra. Luisa María Villar, destacan su potencial no solo para enfermedades actuales, sino también para otras patologías neurodegenerativas como la ELA, Parkinson y Alzheimer. Además, este avance abre la puerta a nuevas aplicaciones en diferentes enfermedades que afectan el sistema nervioso central. Investigaciones futuras prometen expandir este enfoque, mejorando la capacidad de detectar y gestionar el daño neuronal en una amplia gama de enfermedades, reforzando el papel pionero de España en este ámbito.
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