El gobierno de Benjamin Netanyahu está a punto de aprobar el plan de paz propuesto por la administración de Donald Trump, marcando un posible cambio significativo en el conflicto de larga data entre Israel y Palestina. El plan, que ha generado controversia en la región, busca establecer nuevas bases para las relaciones bilaterales y se enfoca en la seguridad y el desarrollo económico. Aunque ha recibido críticas por favorecer a Israel, Netanyahu ha defendido la iniciativa como un paso crucial hacia la estabilidad regional. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca cómo esta decisión podría alterar el delicado equilibrio en el Medio Oriente.
Simultáneamente, el ejército israelí ha comenzado los preparativos para su retirada de Gaza, una medida que se alinea con los requisitos del plan de Trump. Esta acción se ve como un esfuerzo para reducir la tensión en la franja y abrir nuevos caminos para el diálogo. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, con reacciones mixtas por parte de la población y los líderes palestinos. La retirada está siendo supervisada de cerca y se considera una operación delicada que podría tener implicaciones significativas para la seguridad y la política interna de Israel. La atención está puesta en cómo estos movimientos influirán en la dinámica futura entre ambas naciones.
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