Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se celebran este martes, culminando casi dos años de intensa campaña que deja al país en medio de un clima de incertidumbre y expectativas. La contienda entre Donald Trump y Kamala Harris ha polarizado al electorado norteamericano, con temas candentes como el aborto, la inmigración, y el cambio climático en el centro del debate. Trump ha prometido revertir políticas clave, incluyendo la financiación a Ucrania y el acuerdo de París sobre cambio climático, mientras Harris ha enfatizado volver a garantizar el derecho al aborto y mejorar los servicios públicos. Este ajustado enfrentamiento, reflejado en encuestas que apenas separan a ambos candidatos, también se extiende a los siete estados bisagra, donde el resultado es incierto y podría ser decisivo para el futuro liderazgo del país.
La posibilidad de que el resultado electoral no se conozca la noche de los comicios es alta, similar a lo ocurrido en 2020. Algunas proyecciones sugieren demoras en el conteo debido a la paridad en los sondeos y el volumen de votos anticipados ya emitidos. Con 75 millones de votos anticipados depositados, un récord histórico, se especula que estos podrían beneficiar ligeramente a los demócratas, aunque no lo suficiente como para garantizar un resultado definitivo. La preocupación por la declaración anticipada de victoria por parte de Trump sigue latente, y el escenario de judicialización del proceso electoral es altamente probable, lo que podría extender la resolución del conteo por varios días e incluso semanas. Mientras tanto, en anticipación a posibles disturbios, autoridades locales han reforzado las medidas de seguridad en los centros de votación, temerosos de la violencia que podría desencadenarse dada la polarización de estas elecciones.
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