Los goles de McTominay y Lukaku desataron una ola de emociones en Nápoles, culminando en el triunfo del equipo local que logró su cuarto Scudetto en una reñida temporada. Con la victoria sobre el Cagliari, el Nápoles selló el campeonato por un estrecho margen de un punto frente al Inter de Milán, que también ganó su encuentro contra el Como. La celebración tomó las calles en un estallido de carnavalesca alegría, marcada por fuegos artificiales y una multitud enardecida, simbolizando no solo un triunfo futbolístico, sino también una reivindicación social del sur de Italia. Por cuarta vez, el Scudetto se queda con el equipo napolitano, en una ciudad donde el fútbol trasciende lo deportivo, simbolizando identidad y orgullo.
La celebración, sin embargo, no estuvo exenta de incidentes. La policía reportó numerosos heridos, principalmente por quemaduras y excesos de alcohol, y hubo varios arrestos, aunque la cantidad de robos y agresiones fue relativamente baja, según las autoridades. Las declaraciones del vicepresidente del Senado, Gian Marco Centinaio, generaron controversia al criticar lo ocurrido, sugiriendo que la euforia pudo derivar en un descontrol mayor de no haber ganado el equipo local. Sin embargo, el alcalde de Nápoles defendió la conducta general afirmando que la ciudad dio un ejemplo civilizado durante los festejos, destacando el crecimiento y el orgullo de ser napolitanos. La fiesta continúa planeada hasta el lunes cuando se realizará un recorrido con los jugadores por la ciudad.
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