Las acciones de Tesla, propiedad de Elon Musk, sufrieron una caída significativa tras las recientes declaraciones del presidente sobre potenciales regulaciones tecnológicas más estrictas. Esta amenaza regulatoria generó incertidumbre entre los inversionistas, provocando un descenso en el valor de mercado de la compañía y afectando considerablemente la fortuna de Musk, conocido por su papel como innovador en el sector automotriz y espacial. La inestabilidad del mercado refleja la creciente tensión entre el gobierno y las empresas tecnológicas, aumentando el escrutinio sobre el poder y la influencia de figuras como Musk en el panorama político y económico global.
En respuesta a las declaraciones presidenciales, Musk afirmó que sin su intervención y las herramientas de comunicación otorgadas a través de sus plataformas, el presidente habría perdido las elecciones. Este comentario subraya la complejidad y el entrelazado de la política y la tecnología en la era contemporánea, destacando la influencia de las grandes tecnológicas en los procesos democráticos. La respuesta de Musk además revela las tensiones latentes entre su visión empresarial y las regulaciones propuestas, subrayando su papel controversial en la intersección entre política, economía y tecnología.
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