El hombre más rico del mundo, tras desvincularse de la administración de su conglomerado empresarial, ha expresado recientemente su opinión sobre la legislación, destacando que las leyes pueden ser «hermosas o grandes, pero no las dos cosas». Esta declaración se produjo durante una conferencia en la que abordó su nueva perspectiva desde un rol menos ejecutivo y más enfocado en la filantropía y la reflexión sobre políticas públicas. La frase, que ha resonado en medios económicos y políticos, sugiere una crítica a legislaciones que, según él, buscan abarcar demasiado sin lograr la eficiencia o la elegancia necesarias.
El empresario, conocido por su capacidad de influir en los mercados globales, ha centrado su discurso en cómo las normativas complejas pueden dificultar la innovación y el crecimiento económico. Afirmó que las leyes «grandes» a menudo generan efectos secundarios no deseados, sugiriendo que una legislación más «hermosa» podría facilitar procesos empresariales y sociales. Este comentario llega en un momento de intensos debates sobre la regulación de tecnologías emergentes y sus implicaciones económicas, posicionando al magnate como una voz influyente en la discusión sobre el equilibrio entre regulación y libertad empresarial.
Leer noticia completa en El Mundo.