La localidad de Letur, en Albacete, vive un doloroso proceso de reconstrucción tras la devastadora dana que el 29 de octubre dejó el pueblo en ruinas y se cobró la vida de seis vecinos. Las autoridades han propuesto construir una presa y un embalse de laminación, además de intervenir en el arroyo que atraviesa el municipio para prevenir futuras tragedias. Sin embargo, los lugareños, descontentos con los avances, critican la falta de acciones concretas y temen que las medidas no sean suficientes. Mientras algunos residentes expresan su frustración y desolación, esperan que el pueblo recupere su atmósfera antes de la catástrofe. La situación ha frenado drásticamente el turismo, fuente importante de ingresos, lo cual incrementa el sentimiento de abandono en la comunidad.
Paralelamente, el festival Leturalma, impulsado por la cantante María Rozalén, busca revitalizar el ánimo y la economía local. Con cada entrada vendida, una parte del dinero se destina a las labores de reconstrucción. Rozalén, quien también es psicóloga, recalca la importancia del evento como una herramienta emocional para la comunidad. Pese a los esfuerzos, las cicatrices de la tragedia permanecen, especialmente para aquellos que perdieron a sus seres queridos, como ocurrió con el matrimonio Mónica y Jonathan, y la nonagenaria Dolores, entre otras víctimas. El CEO de la fábrica El Cantero, Pablo Cuervo, mantiene la esperanza de que estos episodios se traduzcan en mejoras y ha mostrado su apoyo a través de la cultura, encargando un mural como símbolo de esperanza. Sin embargo, las dificultades persisten y los habitantes reclaman soluciones más efectivas que eviten una repetición de este doloroso capítulo.
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