Durante el reciente Mundial de Clubes celebrado en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, el Real Madrid se enfrentó al Paris Saint-Germain (PSG) en un partido marcado por la supremacía del equipo francés, que en menos de media hora ya había asegurado el marcador con un contundente 3-0. A pesar de la extensa presencia de seguidores del Madrid en las gradas, el himno estadounidense y el inusual horario patriótico dejaron las tribunas vacías antes del inicio del juego. El encuentro evidenció la necesidad del Madrid de mejorar estrategias y tácticas tras ser superado por el PSG, dirigido por Luis Enrique, cuya capacidad de presión y juego colectivo dejaron en claro su dominio en el campo. La potencia del PSG se hizo sentir desde el principio, aprovechando los errores defensivos de jugadores clave como Asencio y Rüdiger, lo cual facilitó los goles de Fabián y Dembélé.
El entrenador del Real Madrid, Xabi Alonso, reconoció el superior nivel del PSG, destacando que el partido servirá como guía para futuras mejoras. El retraso del autobús del Madrid, debido a problemas de tráfico, simbolizó la desconexión del equipo en el evento. Mientras Courtois realizó varias paradas críticas, no pudo detener el embate de un PSG que parece no tener rival en su camino hacia la hegemonía futbolística. La actuación de Vinicius, a pesar de su esfuerzo, no logró revitalizar a un equipo que observó cómo el entusiasmo de su afición se apagaba bajo el calor y la presión del juego. La victoria del PSG refuerza su posición como nuevo gigante del fútbol mundial, imbatido salvo por una inesperada derrota ante Botafogo, y que permanece invicto frente a otros grandes equipos como Atlético de Madrid y Bayern.
Leer noticia completa en El Pais.