Durante una vibrante jornada de protesta que tuvo lugar en Galicia, manifestantes disfrazados de calaveras marcharon con pancartas y ataúdes, levantándose contra los proyectos industriales que amenazan la región. La protesta, que buscaba llamar la atención sobre los potenciales daños ambientales, incluyó una impactante performance que simulaba el río Ulla con una tela azul de 150 metros, simbolizando la importancia de proteger los recursos hídricos frente a los intereses comerciales. Este río, vital para la comunidad local, se convirtió en un emblema visual de lo que los manifestantes temen perder si las industrias avanzan sin restricciones ecológicas.
La manifestación reflejó una creciente preocupación entre los residentes gallegos sobre las implicaciones ambientales y sociales de la expansión industrial desmedida. Entre pájaros de cartón y pancartas con mensajes contundentes, la comunidad exigió acciones concretas y un compromiso real por parte de las autoridades para preservar su tierra y patrimonio natural. Los participantes clamaron por un modelo de desarrollo que priorice el medio ambiente y las futuras generaciones, subrayando su rechazo a cualquier propuesta que no contemple un equilibrio sostenible con la ecología local.
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