Decenas de miles de serbios se congregaron en Novi Sad para guardar 16 minutos de silencio, uno por cada víctima del trágico derrumbe de una marquesina en la estación de tren hace un año. Este evento conmemorativo fue marcado por la participación activa de estudiantes, quienes también depositaron coronas de flores para recordar a los fallecidos, cuyos nombres resonaron en una jornada dedicada a rendir homenaje a la memoria de aquellos que perdieron la vida. Las manifestaciones que siguieron a la tragedia han cuestionado la gestión del presidente Aleksandar Vucic y sacado a la luz preocupaciones sobre la corrupción y la negligencia gubernamental.
Antes de asistir a una ceremonia religiosa en el templo ortodoxo de San Sava, Vucic compartió sus reflexiones en redes sociales, expresando que el accidente cambió Serbia para siempre. El patriarca Porfirio condujo una oración de réquiem, pidiendo consuelo y esperanza para los familiares de las víctimas. La conmemoración fue parte de un amplio movimiento que ha resonado no solo en Serbia, sino también en varios países europeos, destacando la lucha por la responsabilidad y la democracia inclusiva, valores que son esenciales para el camino de Serbia hacia la Unión Europea. El apoyo a las víctimas también se extendió globalmente, con figuras como el tenista Novak Djokovic expresando su solidaridad a través de las redes sociales.
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