El reciente informe del Instituto Galego de Estatística (IGE) ha hecho saltar las alarmas sobre la situación del idioma gallego, revelando un descenso preocupante en su uso entre la población, especialmente entre los más jóvenes. Según la encuesta, apenas el 7% de los niños de entre 5 y 14 años utiliza el gallego de forma habitual, y existe un aumento significativo en el número de menores que apenas entienden el idioma. Esta tendencia se enmarca en un contexto más amplio de retroceso del gallego, que ha visto cómo por primera vez el número de hablantes se reduce a menos de la mitad de la población. En paralelo, el uso exclusivo del castellano ha incrementado notablemente en las últimas dos décadas. El gobierno gallego, actualmente bajo el mando de Alfonso Rueda, ha sido objeto de críticas tanto de la oposición como de colectivos sociales, que atribuyen la situación a las políticas lingüísticas implementadas, especialmente desde la aplicación del controvertido Decreto para el Plurilingüismo en 2010.
La reacción social no se ha hecho esperar, con manifestaciones masivas como la reciente concentración en la Praza da Quintana, organizada por la plataforma Queremos Galego. Ciudadanos, apoyados por figuras del ámbito cultural como Tareixa Navaza y Xurxo Souto, han manifestado su descontento y exigido un cambio en las políticas lingüísticas. La oposición política, liderada por Ana Pontón del BNG, ha acusado al gobierno del PP de convertir al gallego en una lengua de segunda mediante medidas como el polémico decreto educativo. Aunque las cifras son desalentadoras, los organizadores de las movilizaciones ven posible revertir esta tendencia con el compromiso de toda la sociedad, y planean una manifestación aún mayor en febrero para seguir presionando al gobierno. La situación actual del gallego refleja una emergencia lingüística que requiere una respuesta urgente y concertada para preservar el patrimonio cultural de Galicia.
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