Madrid, tradicionalmente conocida por su desolación veraniega, especialmente en agosto, ha experimentado un notable cambio en su dinámica. Datos recientes indican un aumento significativo en la afluencia de ciudadanos y turistas durante la temporada estival. El Metro de la capital está registrando cifras récord, con líneas como la L3 viendo un incremento del 20,6% en la primera semana de agosto en comparación con el año anterior. Asimismo, servicios especiales de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes han generado un salto en usuarios, pasando de 114,152 a 694,038 en el mismo periodo. Esta creciente actividad también se manifiesta en los principales puntos culturales, como el Palacio Real y el Museo del Prado, donde las cifras de visitantes han aumentado notablemente.
La turistificación de Madrid continúa, aunque a un ritmo más relajado, con un 52,87% de ocupación hotelera prevista para finales de agosto. Esta tendencia ha cambiado la percepción sobre las fiestas locales, que antes atrajeron mayormente a residentes, pero ahora también reciben la visita de turistas. Espacios emblemáticos como la Puerta del Sol muestran colas de hasta veinte minutos para hacerse una foto con el Oso y el Madroño, reflejando un interés renovado en la cultura y la vida social madrileña. La transformación de la ciudad durante el verano parece indicar que los madrileños están eligiendo quedarse y disfrutar de su hogar en lugar de huir a destinos vacacionales.
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