En el ámbito profesional, la brecha de género continúa siendo un desafío significativo, especialmente en sectores altamente feminizados, donde, paradójicamente, los puestos de liderazgo tienden a ser ocupados mayoritariamente por hombres. A pesar de que las mujeres representan una gran parte de la fuerza laboral en estas áreas, la presencia masculina en los altos cargos sigue siendo predominante, lo cual evidencia la persistencia de estereotipos de género y barreras estructurales. Estas barreras, junto con la percepción tradicional de roles de género, dificultan la igualdad de oportunidades y el acceso equitativo al poder dentro de las organizaciones, perpetuando así un ecosistema laboral desequilibrado.
Los obstáculos que enfrentan las mujeres para alcanzar posiciones de liderazgo se manifiestan en diversas formas, como la brecha salarial, la falta de modelos a seguir y las limitaciones en oportunidades de networking. Además, muchos sectores aún no han implementado políticas efectivas de apoyo a la conciliación laboral y familiar, lo cual afecta en mayor medida a las mujeres. A medida que se reconoce la necesidad de reformas para promover la igualdad de género en el ámbito profesional, el cambio cultural y estructural se vuelve esencial. La eliminación de estos estereotipos y barreras no solo beneficiaría a las mujeres, sino al desarrollo integral del sector, promoviendo un entorno laboral más justo e inclusivo para todos.
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