El reciente cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América por orden del presidente estadounidense Donald Trump ha generado una ola de controversia y memes en redes sociales, poniendo en evidencia el poder y la influencia que tienen los mapas digitales en la representación del mundo actual. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha exigido a Google el cumplimiento de los acuerdos internacionales sobre la nomenclatura geográfica, después de que la aplicación Maps acatara la directiva de Trump. Este incidente subraya el papel que las grandes corporaciones tecnológicas juegan en conflictos internacionales y resalta que los mapas no son neutrales, reflejando relaciones de poder que han sido históricamente dominadas por líderes masculinos. Alternativas como los mapas feministas de Geochicas, que desafían las interpretaciones convencionales del territorio, nos recuerdan la necesidad de cartografías inclusivas y colaborativas en un mundo digitalmente saturado.
Geochicas, una red de mujeres mapeadoras, se dedica a crear mapas desde una perspectiva feminista, cuestionando las nociones tradicionales y patriarcales de espacio y poder. Lideradas por Selene Yang, estas mapeadoras promueven una cartografía colaborativa y abierta, abordando problemáticas como la violencia de género a través de proyectos educativos y mapatonas que añaden datos geoespaciales cruciales sobre las necesidades de las mujeres. La plataforma OpenStreetMap, conocida como la «Wikipedia de los mapas digitales», es utilizada por este colectivo para recopilar y estandarizar datos de manera inclusiva, aunque también enfrenta desafíos de representación de género. Con menos del 5% de mujeres contribuyentes, la comunidad sigue esforzándose por reflejar equitativamente las experiencias y necesidades de las mujeres, demostrando que la cartografía puede ser una herramienta poderosa de resistencia y cuidado colectivo. Estos esfuerzos se manifiestan en proyectos como el Atlas mundial de movilizaciones del 8M o el mapa de feminicidios de Nicaragua, que visibilizan problemáticas urgentes y proponen nuevas formas de entender y habitar el espacio desde una perspectiva crítica y empática.
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