En una tarde llena de emoción en la Maestranza de Sevilla, un maestro del toreo logró una hazaña memorable al arrancarle las dos orejas al cuarto toro. Con una demostración de elegancia y destreza, el torero ejecutó su faena con una mezcla perfecta de cabeza y corazón, lo que hizo que el público enloqueciera ante su actuación a una mano con el capote. En un duelo cargado de simbolismo, los supuestos herederos del arte taurino observaban desde el burladero, mientras la plaza vibraba con cada pase que realizaba.
Por su parte, el torero Ortega recibió el honor de escuchar la música de la banda mientras lidiaba con el capote, un reconocimiento a su habilidad y arte en el ruedo. La tarde, marcada por una atmósfera sevillana, ofreció momentos de auténtico arte y emoción, consolidando una vez más la reputación de la Maestranza como un epicentro de la tauromaquia mundial. La actuación dejó a los asistentes con la certeza de haber presenciado un espectáculo único e irrepetible.
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