La Plaza de Las Ventas vivió una jornada memorable con Morante de la Puebla como protagonista central, reflejando el ambiente triunfal de la reciente Feria de Abril. Desde la apertura de puertas, el entusiasmo del público fue evidente, culminando en una ovación al torero sevillano al inicio del paseíllo. Su actuación, marcada por lentísimas verónicas y un quite arriesgado, provocó el delirio entre los espectadores. Aunque enfrentó dificultades con un toro manso y de escasa fortaleza, Morante desplegó su elegancia y maestría con muletazos llenos de naturalidad y temple, lo que llevó a la plaza al éxtasis. A pesar de la polémica con la estocada trasera y la respuesta del presidente, recogió una fuerte ovación y decidió no dar la vuelta al ruedo.
En contraste, sus compañeros Alejandro Talavante y Tomás Rufo tuvieron una jornada menos destacada. Talavante, ante un público que seguía centrado en Morante, no logró conectar, a pesar de algunos momentos de lucidez en el quinto toro. Rufo, por su parte, no consiguió sobresalir tras el hechizo dejado por Morante, enfrentándose a toros descastados y poco receptivos. Aunque Fernando Sánchez brilló en banderillas, la jornada terminó con la atención del público centrada en el sevillano, quien reafirmó su estatus de torero único y dejó a la afición soñando con su actuación extraordinaria.
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