En Moldavia, la jornada electoral de este domingo se presentó como un evento crucial que podría determinar el futuro geopolítico del país. La presidenta Maia Sandu, quien busca la reelección, encabezó con seguridad el proceso electoral en el que los moldavos decidieron no solo sobre el liderazgo del país, sino también sobre una posible adhesión a la Unión Europea a través de un referéndum constitucional. Con una participación de 51,55% en las presidenciales y poco más del 49% en el referéndum, la consulta obtuvo el quorum necesario para ser validada. Sandu, del Partido de Acción y Solidaridad, se mantiene como la favorita en las elecciones presidenciales, enfrentándose a contendientes de corte prorruso como el ex fiscal general Alexander Stoianoglo y el populista Renato Usatii.
El resultado del referéndum es crucial para las ambiciones de adhesión a la Unión Europea, mientras que el país sigue lidiando con la presión y el influjo de una campaña de desinformación desde Rusia. A pesar de las denuncias de compra de votos y las estrategias de interferencia, la ciudadanía parece inclinada a apoyar el camino hacia Europa. Sin embargo, solo el 8% de los jóvenes votantes entre 18 y 25 años participaron, reflejando un desafío persistente para atraer al electorado joven. La presión de Moscú sigue siendo una amenaza, reconocida entre algunos sectores como los mayores, mientras que los ciudadanos más jóvenes se muestran optimistas sobre una posible integración europea, esperando mejoras en infraestructuras y estabilidad, un sentimiento que se refleja en las aspiraciones de políticas más favorables a la UE.
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