Los habitantes de Modelia, Bogotá, siguen impactados tras el atentado sufrido por el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay en el parque El Golfito. En medio de un ritual silencioso de velas, vecinos se reúnen para reflexionar sobre el intento de magnicidio perpetrado por un sicario de tan solo 14 años. La situación revive oscuros recuerdos de violencia política en Colombia, una realidad que no se presentaba en el país desde hace 35 años. Diversos residentes expresan su temor y tristeza, debatiendo sobre las fallas en la seguridad y el clima político actual. Aunque algunos vinculan a Uribe Turbay con el expresidente Álvaro Uribe, otros remarcan su independencia política y lamentan la creciente polarización.
El atentado no solo atemoriza, sino que también divide opiniones políticas entre los vecinos. Mientras unos apoyan al senador por sus propuestas de seguridad, otros desconfían de su conexión con el uribismo. Personalidades como Oscar Beltrán, un sociólogo local, destacan la gravedad del acto y su simbolismo de retroceso a épocas pasadas de violencia. Comerciantes como Esperanza Bociga y Mallelyn Bracho relatan conmovidos el contacto cercano que tuvieron con el político antes del incidente. En tanto, Carlos Santos, un comerciante, muestra escepticismo hacia los políticos en general, aunque desea la recuperación de Uribe Turbay. Esta diversidad de reacciones revela la complejidad del impacto en la comunidad, que ahora enfrenta el desafío de procesar un evento que reaviva el temor a la violencia política en Colombia.
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