Cada día, el cuerpo humano produce aproximadamente 30 mililitros de flemas, una sustancia viscosa que juega un papel crucial en la defensa de nuestro sistema respiratorio. La producción de flemas es especialmente notable en los niños, quienes tienden a expulsar más debido a que su organismo aún está en proceso de desarrollo. Esta secreción, compuesta en su mayoría por agua, también contiene enzimas y sales que ayudan a atrapar partículas extrañas y combatir infecciones.
Generalmente, las flemas no son motivo de preocupación a menos que presenten colores inusuales como verde o amarillo intenso, o se acompañen de síntomas como fiebre y malestar general. En tales casos, es recomendable buscar atención médica para descartar infecciones o enfermedades respiratorias. Estas secreciones cambiantes podrían ser indicativas de una respuesta del cuerpo a una infección más seria, lo que subraya la importancia de atender a las señales de alerta del organismo.
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