La desaparición de Madeleine McCann, el 3 de mayo de 2007 en Praia da Luz, sigue siendo un rompecabezas 18 años después. La reciente operación policial en Lagos, Portugal, busca reunir evidencias contra Christian Brückner, el principal sospechoso desde 2020. Brückner, quien residía en el Algarve en la época de la desaparición, fue identificado por la fiscalía alemana, aunque sin pruebas concluyentes. Esta puede ser la última oportunidad de imputarlo antes de que salga en libertad, tras cumplir condena por otro delito. Sin embargo, el escepticismo persiste, y tanto las autoridades portuguesas como la familia McCann han mantenido un firme silencio respecto a estas nuevas investigaciones.
A lo largo de los años, el caso de Madeleine ha sufrido la presión mediática, impulsando teorías no confirmadas y acusaciones sin fundamento. Las fallas en la cooperación entre las autoridades británicas y portuguesas contribuyeron a una investigación accidentada y polémica. Testimonios contradictorios y la falta de pruebas sólidas impiden el cierre del caso, mientras las autoridades, y medios como Wikileaks, revelan una mezcla de errores procedimentales y teorías sin evidencia. Pese a los intentos de desenmascarar a los culpables, el misterio de la desaparición de Madeleine McCann aún desafía a quienes buscan una respuesta definitiva.
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