La cobertura mediática en torno al ataque en el mercado navideño de Magdeburgo ha generado controversia y escepticismo. Mientras se manejan versiones que indican que el autor fue un psiquiatra saudí anti-islamista, ciertos medios y escritores críticos, como José Alejandro Vara en Voz Pópuli, han puesto en tela de juicio estas explicaciones, que consideran inverosímiles. En algunos informes iniciales, se dio a entender que el atropello fue perpetrado por un «coche» sin conductor, y quienes cuestionaron la narrativa oficial fueron etiquetados como extremistas. Este tratamiento de la noticia ha favorecido la desconfianza en las fuentes convencionales, llevando a la audiencia a buscar información alternativa en plataformas como X, donde se comparten versiones más críticas y menos censuradas. La táctica «taquiyyah», referida a la simulación estratégica usada en algunas interpretaciones del Islam, ha sido apuntada por activistas como una posible táctica del atacante.
Por otro lado, un caso reciente en Berlín, donde varias personas fueron heridas con un cuchillo, ha seguido un patrón similar de evasión de las motivaciones terroristas a pesar de que el sospechoso fuera sirio y residente en Suecia. Las autoridades se apresuraron a atribuir el incidente a un posible desequilibrio mental, reflejando una tendencia a desestimar o minimizar los posibles vínculos con el extremismo religioso, por temor a ser tildados de racistas. Este enfoque ha generado críticas sobre la coherencia de las políticas de generalización, comparando cómo ciertos grupos son tratados con severidad bajo marcos legales como la «Violencia de Género», mientras que otros, potencialmente peligrosos, son tratados con cautela excesiva. La respuesta ha sido un creciente uso de foros alternativos para discutir y debatir estos temas, en búsqueda de una narrativa más libre y menos influenciada por agendas políticas o sociales preestablecidas.
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