El pasado domingo, alrededor de 160.000 personas se congregaron en Berlín, Alemania, para manifestarse en contra del apoyo del partido conservador Unión Cristiano Demócrata (CDU) a una reforma de endurecimiento de leyes migratorias, respaldada por el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). La manifestación fue convocada por la plataforma Campact bajo el lema «Alcémonos los decentes. ¡Nosotros somos el cordón sanitario!», buscando mantener un frente unido de los partidos tradicionales contra alianzas con la extrema derecha. Incluso la histórica líder de la CDU, Angela Merkel, se ha sumado a las críticas hacia Friedrich Merz, líder de la CDU y candidato a canciller, quien se ha mostrado abierto a debatir sobre estas políticas en un momento político tenso en Alemania, marcado por las elecciones anticipadas previstas para el próximo 23 de febrero.
El impacto de estas movilizaciones se hizo sentir no solo en Berlín sino también en otras ciudades como Sarrebruck y Kiel, donde miles de personas salieron a protestar, mientras en Colonia, unos 350 barcos navegaron el río Rin como parte de la protesta. Este creciente movimiento responde a la preocupación por el aumento en las encuestas de AfD como segunda fuerza política, con un 20% de intención de voto, sólo superado por CDU y CSU con un 30%. Merz, por su parte, ha asegurado que no habrá colaboración con AfD si es elegido canciller, enfatizando que el partido lucha por mayorías políticas en el centro democrático. No obstante, su postura de restringir la migración ha levantado críticas intensas, justo cuando la CDU se prepara para aprobar un nuevo Programa de Acción Inmediata que contempla medidas polémicas como devoluciones en frontera.
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