Miles de personas en Canarias han vuelto a las calles para manifestarse contra el turismo de masas, a pesar de que el sector turístico está experimentando su mejor momento histórico. La principal protesta tuvo lugar en Tenerife, con 15,000 asistentes, seguida de eventos en Las Palmas de Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma. Las manifestaciones destacan la saturación turística y sus efectos negativos, como la dificultad para acceder a la vivienda y la especulación inmobiliaria. Con lemas como «El turismo en masa nos quita las casas», los participantes expresan su indignación y demanda de cambios estructurales que prioricen la justicia social y ecológica en el archipiélago.
A pesar de las protestas, las cifras turísticas continúan al alza, registrando 21 meses consecutivos con más de un millón de turistas extranjeros mensuales. La comunidad canaria enfrenta desafíos socioeconómicos, con uno de los sueldos más bajos en España y altas tasas de pobreza y desempleo. Las demandas de los manifestantes incluyen la paralización de proyectos hoteleros, leyes de residencia para frenar la llegada masiva de nuevos residentes y medidas para garantizar una vivienda digna. Aunque el Gobierno canario, encabezado por Fernando Clavijo, ha manifestado interés en que los beneficios del turismo se reflejen en los trabajadores, las acciones concretas parecieran insuficientes para calmar la creciente frustración de los residentes.
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