Miles de agricultores y ganaderos de al menos 20 estados de México han salido a las calles en protesta por los bajos precios y el aumento de los costes de producción, con algunos insumos incrementando su costo en un 50% en los últimos cinco años. Esta situación, exacerbada por la caída en los precios de granos esenciales como el maíz, ha afectado gravemente la rentabilidad del campo. Estados como Guanajuato y Querétaro han registrado carreteras bloqueadas por manifestantes, mientras en Ciudad de México se han reunido frente a Palacio Nacional. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha reconocido que la situación es crítica, citando que el precio del maíz ha caído significativamente desde la guerra en Ucrania, afectando a los productores debido a la fijación de precios bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).
El análisis del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas destaca además la competencia desigual que enfrentan los productores mexicanos en el marco del TMEC, agravada por aranceles estadounidenses como el del 17% a las exportaciones de tomate mexicano. La crisis económica se ve complejizada por la creciente inseguridad rural, con situaciones de extorsión y violencia que afectan gravemente la vida y las operaciones de productores. Recientes asesinatos de líderes agrarios como Bernardo Bravo y Javier Vargas ilustran este sombrío panorama. Los manifestantes demandan respuestas concretas por parte del gobierno para garantizar la seguridad y mejorar las condiciones del campo mexicano.
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