En un giro controversial, Javier Milei, presidente de Argentina, logró que el Congreso ratificara su veto a una ley de financiamiento universitario, tras obtener el apoyo esencial de sus 38 diputados y 35 del Pro, el partido del expresidente Mauricio Macri. El veto, centrado en el ajuste fiscal, anuló una norma que buscaba aumentar los recursos y salarios en universidades, aprobada previamente por una mayoría opositora. Sin lograr los dos tercios necesarios para invalidar el veto presidencial, Milei contó además con algunos diputados peronistas y de la Unión Cívica Radical (UCR), a pesar de que este partido defiende la educación superior pública. La medida ha generado una fuerte reacción, con críticas dirigidas a Milei y su estrategia de gobernar mediante decretos.
La decisión de preservar el veto ha exacerbado las tensiones entre los diferentes sectores políticos y la comunidad universitaria. Los críticos, incluyendo gremios docentes y partidos opositores, han señalado un aparente desequilibrio en las prioridades presupuestarias del gobierno, que prioriza recursos para inteligencia mientras descuida a las universidades. La ratificación del veto por parte del Congreso ha llevado a los sindicatos universitarios a convocar a un paro nacional en protesta por lo que consideran una traición a la voluntad popular y una amenaza al sistema universitario. Las manifestaciones masivas, reflejo de la preocupación pública por la educación superior, son un indicativo de la creciente oposición a las políticas de Milei, cuya popularidad ha experimentado un descenso significativo en las encuestas recientes.
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