En un ambicioso anuncio desde la Casa Rosada, el presidente argentino Javier Milei presentó el Plan Nuclear Argentino, con el objetivo de incorporar una cuarta central nuclear al ya existente trío de instalaciones en el país. Este proyecto es parte de la visión de Milei de posicionar a Argentina a la vanguardia de una «revolución energética» global, impulsada por la inteligencia artificial y la energía nuclear. Con el respaldo de la Organización Internacional de la Energía Atómica y el acompañamiento de expertos como Damián Reidel, Milei destaca la energía nuclear como una solución eficiente y sostenible para satisfacer la creciente demanda de energía generada por el desarrollo tecnológico. No obstante, persisten incertidumbres sobre la financiación del proyecto y su aceptación en la sociedad, así como las críticas por los recortes en el presupuesto de la ciencia, un tema que genera polémica en la gestión del presidente.
Paralelamente, se contempla la atracción de grandes centros de datos al sur del país, aprovechando las bajas temperaturas de la Patagonia para la instalación de servidores de empresas tecnológicas, viabilizadas por la energía nuclear. Sin embargo, desafíos significativos, como la inestabilidad económica, el marco jurídico, y la infraestructura de transmisión de datos, podrían ser obstáculos importantes en el camino. Expertos como Julián Gadano señalan ventajas estratégicas en recursos humanos y regulaciones, aunque se alertan sobre la falta de financiamiento y la necesidad de mejorar condiciones laborales en el sector nuclear. Atucha I, por ejemplo, está en mantenimiento, un proceso que continuará por años, reflejando los desafíos cotidianos frente a los planes futuristas de Milei, quien aún debe clarificar los detalles financieros y operativos para que este ambicioso plan se convierta en una realidad tangible.
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