El presidente de Argentina, Javier Milei, ha declarado que «lo peor ya pasó» tras el contundente triunfo en las elecciones de medio término, donde obtuvo el 40% de los votos. Este resultado le da un impulso considerable a su administración ultraderechista, que había enfrentado desafíos significativos, incluyendo denuncias de corrupción y una economía en apuros que necesita de un apoyo financiero crucial de Estados Unidos. Con una consagración que sorprendió incluso a sus propias expectativas, Milei ha decidido posponer cambios en su gabinete y enfocar sus esfuerzos en implementar reformas estructurales en los regímenes impositivo y laboral en un Congreso renovado. La victoria fortalece su alianza con Donald Trump, cuyo respaldo fue decisivo gracias a promesas de apoyo financiero que han estabilizado los mercados argentinos.
Milei, en un nuevo tono más moderado y conciliador, ha expresado su disposición a dialogar con gobernadores y buscar apoyo de la oposición, excluyendo al peronismo kirchnerista y la izquierda, para avanzar en su agenda reformista. Su partido, La Libertad Avanza, ha presentado ya un proyecto de reforma laboral que busca flexibilizar regulaciones e incentivar la contratación. La inesperada victoria en la provincia de Buenos Aires, revertida en menos de dos meses de una derrota significativa, ha sido clave en este proceso. Con 107 bancas en la Cámara de Diputados, Milei se prepara para negociar y aprobar leyes, mientras que algunas bajas en su gabinete ya están confirmadas post-elecciones, con ajustes estratégicos previstos para alinearse con su renovado mandato político.
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