El presidente de Argentina ha apuntado a Antoni Gutiérrez Rubí, un consultor político catalán, como el eje central de lo que califica como una conspiración política que busca desestabilizar su gobierno. Esta acusación se enmarca en un creciente clima de tensiones políticas en el país, donde el rol de Gutiérrez Rubí es visto con sospecha, especialmente debido a su cercanía con el alcalde de Buenos Aires, quien sería, según el presidente, el líder de esta supuesta campaña en su contra. La controversia ha generado un revuelo mediático, alimentando teorías sobre intenciones de parte de la oposición para influir en la política nacional mediante estrategias internacionales.
El consultor catalán, reconocido por su astucia y experiencia en el ámbito político, ha trabajado en diversas campañas tanto dentro como fuera de Argentina, lo que refuerza las sospechas del presidente. Sin embargo, no hay pruebas concretas que respalden las acusaciones, resultando en una tensa confrontación pública. Las reacciones en la esfera política han sido variadas: mientras algunos sectores gubernamentales apoyan la teoría del presidente, otros demandan evidencias claras antes de aceptar tales afirmaciones. Este escenario añade una capa de incertidumbre a la ya compleja dinámica política argentina y podría tener repercusiones en la confianza pública hacia las instituciones.
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